El tranquilo negocio del comercio de divisas se ha convertido en una gran volatilidad debido a la guerra, la inflación creciente, el endurecimiento de los bancos centrales a velocidades muy diferentes y los temores de recesión. La huida hacia la seguridad ha hecho subir al dólar estadounidense y ha llevado a las divisas de todo el mundo a sus niveles más bajos en años, ya que las perspectivas económicas en Europa, el Reino Unido y otros países se están oscureciendo en medio del aumento de los precios de la energía.
El DXY subió a su nivel más alto en casi dos décadas, con lo que su ganancia en lo que va de año es de casi un 11%, del cual un 7% se atribuye a los últimos 3 meses, impulsado por los flujos de refugio. Mientras los temores de recesión toman la delantera, la curva de rendimiento de los bonos del Tesoro de EE.UU. a 2-10 años se invirtió, lo que sugiere que los mercados se están posicionando ante una recesión anticipada.
La base de la fortaleza del dólar es que la Reserva Federal de EE.UU. parece estar más decidida a subir los tipos de interés para absorber la inflación que otros bancos centrales. No cabe duda de que el país tiene mejores perspectivas de crecimiento a largo plazo que sus homólogos, ya que cuenta con un sólido empleo y un elevado nivel de ahorro para resistir una recesión mundial. La política de la Reserva Federal de EE.UU., incapaz de hacer frente a la crisis, ha afectado considerablemente a los países en desarrollo y a los países emergentes.
¿Qué está pasando con el euro?
Las crisis energéticas
El euro se desplomó a su nivel más bajo en 20 años, cayendo casi un 1,5%, después de que los precios del gas natural y la electricidad se dispararon a niveles récord en el continente. Los altos precios de la energía han golpeado el corazón de las potencias manufactureras europeas en Alemania e Italia, llevando a esta última al déficit por primera vez desde 1991.
El suave BCE contra la brutal inflación
La escasez de oferta ha despertado el temor de que no sólo pueda aumentar la inflación, sino que también provoque recortes de empleo, lo que afectaría al gasto de los consumidores y al crecimiento económico. El temor a la inflación ha reforzado las expectativas de que el BCE aumente los tipos de interés de forma más suave y gradual que otros grandes bancos centrales, incluida la Reserva Federal. Se espera una subida de los tipos de interés del 0,25% este mes y posiblemente una cantidad mayor en septiembre.
El impacto de la guerra
Las economías europeas están teniendo un mayor impacto en comparación con Estados Unidos, ya que Alemania y Europa del Este tenían más vínculos económicos tanto con Rusia como con Ucrania. Las sanciones a Rusia y el colapso de la economía ucraniana están teniendo un impacto más significativo en la perturbación de la economía europea.
La debilidad de la libra esterlina
Crisis políticas y geopolíticas
El nerviosismo político en el Reino Unido está impidiendo que los inversores hagan apuestas alcistas sobre la libra esterlina. Miembros clave del parlamento, incluido el ministro de finanzas Sunak, dimitieron argumentando que el primer ministro Johnson ha perdido su capacidad para dirigir el gobierno de forma adecuada y competente. Sin embargo, el primer ministro Boris Johnson no tiene previsto dimitir.
En cuanto al Brexit, el Parlamento británico está estudiando una nueva ley que cambiaría unilateralmente los acuerdos aduaneros entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte, acordados inicialmente como parte del acuerdo de salida de la UE. Es probable que el drama político y geopolítico del Reino Unido siga pesando sobre la libra esterlina, que ya se ha resentido casi un 9% en los últimos tres meses.
Temores de recesión
La huelga en curso en Noruega amenaza con nuevos recortes en las importaciones de gas del Reino Unido. La libra esterlina ya estaba sometida a una fuerte presión, ya que un gran salto en los precios del gas natural está sentando las bases para que la inflación suba aún más, hasta el 11%, este mismo año. Es probable que la factura media de los hogares se amplíe hasta las 2.800 libras. La economía del Reino Unido depende en gran medida de las importaciones de energía y, con las actuales turbulencias, es más probable que la economía entre en recesión antes de que acabe el año, lo que provocará un duro golpe para la libra.